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martes, 28 de enero de 2014

TALLER DE VALORES EN BIBLIOCOPERA

Durante los sábados del mes de Enero, se ha desarrollado en la Biblioteca, un taller de valores con niñ@s de primaria que participan el la Bibliocopera.

CUANDO INTERNET ES UNA ADICCIÓN

Hacerse sus necesidades encima por no perder de vista la pantalla del ordenador, bajar el rendimiento escolar por estar más pendientes de la vida virtual que la real e incluso sufrir un extraño Síndrome de Diógenes en el que la basura se sustituye por aparatos de la tecnología más puntera. La imagen de una persona consumiendo algún tipo de droga o jugando a las máquinas tragaperras es quizá la más recurrente a la hora de pensar en alguien que tiene algún tipo de adicción pero éstas, como tantas otras cosas, evolucionan y surgen a raíz de elementos que antes no formaban parte de nuestro escenario.

Los móviles, las redes sociales... Las nuevas tecnologías, en definitiva, han dado pie a nuevos problemas que llegan a convertirse en un adicción.

Se incluyen dentro de las adicciones sin sustancia, grupo al que pertenecen el sexo, la ludopatía, las compras o la vigorexia. Su diferencia radica en que no necesitan meter ningún tipo de sustancia en su cuerpo pero cambian hábitos de comportamiento y llegan a desvirtuar la realidad.

La Asociación Malagueña de Jugadores de Azar en Rehabilitación (Amalajer)  trabaja este problema desde prácticamente los inicios de la organización. A finales de los 80 ya existía el «Partyline»; conversaciones a través del teléfono fijo con varias personas a la vez que se transformaban en facturas impagables. El presidente de Amalajer, Francisco Abad, fija en ese momento el inicio de la problemática actual. Desde entonces, todo ha ido a más.

En estos momentos, trabajan con un grupo de casi 20 personas adultas que van una vez en semana a terapia grupal para abordar sus adicciones sin sustancias, entre ellas, las nuevas tecnologías. También acuden una docena de menores de edad, o personas que no son lo suficientemente maduras aún para estar con el grupo, para abordar todos los problemas derivados por los aparatos electrónicos.

Según Abad, existen tres tipos de grupos. Uno de ellos son las personas que se tratan algún tipo de adicción y, mientras trabajan en ella, sale a flote ésta, pero de una forma secundaria. Un ejemplo de ello podría ser el que es adicto al sexo y utiliza el teléfono o internet como medio para satisfacer su primera necesidad.

El otro grupo es aquel que se dedica a acumular aparatos tecnológicos sin ningún tipo de mesura. Personas jóvenes, o que están cerca de terminar sus vida laboral con trabajos estables e incluso puestos de responsabilidad que adquieren este tipo de productos por el simple hecho de tenerlos. En muchos casos no llegan a desembalarlos de sus cajas, simplemente están ahí.

Uno de los últimos casos de este tipo que llegó a Amalajer es el de un varón que tenía su casa llena de estos artilugios y era imposible adentrarse en ella. La tapa del inodoro era el único lugar de todo el inmueble donde poder sentarse. Su familia recurrió a la asociación para pedir ayuda.

Los menores, jóvenes o aquellos que viven siempre conectados es el otro colectivo. No saber dónde está límite entre un uso normal y convertirse en una adicción es un arma de doble filo a la que se enfrenta padres y menores.

Pasar muchas horas conectado, aislarse o dejar de atender su vida para estar más pendientes de lo que hay al otro lado de la pantalla es un mal cada vez más generalizado, aunque todavía no atiende a niveles alarmantes.

Aun así, ya existen casos de menores que han bajado su rendimiento escolar y han llegado a pegar a sus padres por quitarle el teléfono móvil, e incluso un joven al que le faltaban asignaturas para ser médico ha dejado de lado sus estudios por su fijación con los videojuegos e internet que ha derivado en problemas de obesidad, a raíz de interminables horas sin moverse, y se ha hecho sus necesidades encima. «Son los casos más extremos pero también existen», recalca Abad.

Otro de los casos más señalados que recuerda el presidente de Amalajer es el de una madre que acudió a ellos hace diez años porque creía que su hijo tenía un problema con los videojuegos y quería informase. No asistió a ninguna terapia y ahora, cuando el joven tiene 33 años, ha perdido su trabajo, se ha separado de su mujer y todo ello por que su vida gira en torno a los videojuegos y todo lo que pertenece a los ordenadores y las tabletas.

Estas personas tienen una sintomatología similar a cualquier otro tipo de adicción la diferencia está en el objetivo de la terapia. Si bien el que juega o consume drogas tiene que dejar por completo estos hábitos para que se considere rehabilitado, el paciente de las nuevas tecnologías debe aprender a hacer un buen uso de ellas.

«Si va a ir a una entrevista de trabajo, una cosa tan básica como no tener móvil ya dificulta la relación. O no usar un ordenador para ser administrativo...Es complicado», puntualiza el presidente.

La terapia es dura y tiene un proceso inicial de desconexión total de este mundo. Muchos no la finalizan y abandonan antes de tiempo. Abad calcula por la experiencia ya acumulada que el paciente requiere dos años para saber controlar estos golosos productos y no recaer en la adicción.

miércoles, 15 de enero de 2014

BAJA EL CONSUMO DE ALCOHOL Y TABACO ENTRE LOS JÓVENES

Los jóvenes  han modificado sus hábitos de salud a lo largo de la última década y, en general, han adoptado conductas más saludables, según el último Boletín Epidemiológico elaborado por la Comunidad de Madrid en base a encuestas realizadas a 2.000 estudiantes de 4º de la ESO. El alcohol sigue siendo la sustancia más consumida, pero más de la mitad, el 51,6 por ciento de los jóvenes, no toma alcohol. El 42,9 por ciento asegura beber de forma moderada y el 5,5 por ciento son clasificados como bebedores de riesgo, un valor que se reduce a la mitad comparándolo con 2002 (10,1%). Menos de la mitad de estos jóvenes, el 45,7 por ciento, afirmó haberse emborrachado alguna vez el último año y, lo que es peor, el 17,2 por ciento confiesa haber viajado en un vehículo cuyo conductor conducía bajo los efectos del alcohol en el último mes. Aún así, los datos respecto a la seguridad vial también han mejorado desde 2004, ya que sólo el 16 por ciento de los jóvenes no utilizó siempre el cinturón de seguridad por ciudad, frente al 47% que en 2002 afirmó que no lo usaba. 
También el tabaquismo se ha reducido en estos chavales de 15 y 16 años al 10,8 por ciento que asegura fumar diariamente frente al 25 por ciento que consumía tabaco hace 10 años. Según el informe, un 60,6 por ciento no fumaba y el 13,5 por ciento se declaraban, a su corta edad, ex fumadores. La novedad es que, de los fumadores diarios, había mayoría de mujeres (12 %) frente al 9,5% de hombres. En el caso del tabaco se manifiesta claramente la influencia del entorno familiar. En este sentido, Sanidad recuerda que ha realizado programas para prevenir el consumo de tabaco, como el proyecto Clase Sin Humo, desarrollado en centros educativos.
Los expertos también destacan como positivo de este informe del Sivfrent de 2012 (Sistema de Vigilancia de Factores de Riesgo asociados a Enfermedades no Transmisibles) los hábitos alimenticios, que, aunque siguen dejando mucho que desear, han mejorado. Según esta encuesta, el número de jóvenes con sobrepeso u obesidad ha bajado del 14,5 al 13 por ciento, pero mantienen una dieta deficitaria en frutas y verduras. Los adolescentes consumen en exceso productos cárnicos (el 65,4%) y el 20,2 por ciento dos o más raciones diarias de galletas o productos de bollería. Más de la mitad, el 53,3 por ciento, no toma las dos raciones de fruta diarias aconsejables en una buena alimentación.
Con respecto a los trastornos del comportamiento alimentario, el 12,3 por ciento de las chicas dice no haber ingerido en alguna ocasión ningún tipo de alimento en 24 horas, el 7,6 por ciento se había provocado vómitos para perder peso y un 4,5 por ciento había utilizado diuréticos, laxantes o píldoras adelgazantes.   

martes, 7 de enero de 2014

IV CAMPEONATO DE FÚTBOL CIUDADES ANTE LAS DROGAS

     Durante los días del 27 de diciembre al 4 de enero de 2014, se ha celebrado en el nuevo pabellón otro año más, el campeonato de fútbol Ciudades ante las drogas para niños y adolescentes entre edades comprendidas de los 9 a 15 años. Han participado un total de 7 equipos y alrededor de 50 niños y adolescentes.

Los ganadores de este campeonato han sido:

1.-  VODKA JUNIOR
2.-  SAN JUAN
3.- LA COCHERA

Aunque estos han sido los finalista y ganadores del campeonato, ha habido otro equipo que debería de estar en la clasificación pero según las normas del campeonato ha habido una amonestación por parte de la organización por no cumplir las normas y se ha quedado fuera de los ganadores, este equipo ha sido FUTBOL STREET. (también sois ganadores)

GRACIAS POR VUESTRA COLABORACIÓN  









El consumo de alcohol durante el fin de semana deja huella en el ADN de los jóvenes


Un estudio preliminar dirigido por una investigadora de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) en colaboración con la Universidad Autónoma de Nayarit (México), ha analizado el efecto del alcohol en personas jóvenes y sanas. Los resultados, que publica la revista Alcohol, indican que el consumo de esta sustancia los fines de semana puede afectar al ADN.

La idea de estudiar el efecto oxidativo por la ingesta de alcohol en ese periodo surgió cuando la investigadora Adela Rendón daba clases de Bioquímica Clínica en el Instituto Politécnico Nacional en México. Muchos de los estudiantes que acudían a clase los lunes a primera hora mostraban falta de atención y malestar generalizado consecuencias de haber bebido alcohol durante el fin de semana.

La investigadora les propuso estudiar los efectos que tenía en su organismo ese consumo de fin de semana que los estudiantes creían inocuo. Los estudiantes se involucraron en el proyecto, en el que también participó el investigador Jesús Velázquez (Universidad Autónoma de Nayarit, México), y, tras completar los requisitos administrativos pertinentes y obtener la colaboración de diversos expertos en encuestas y análisis, definieron el objeto del estudio: el daño oxidativo producido por del consumo de bebidas alcohólicas en personas jóvenes.

Los estudiantes se dividieron en dos grupos: el grupo de control lo formaban los jóvenes que no bebían alcohol y el grupo de estudio los que bebían los fines de semana. Para comprobar que se trataba de personas sanas sin otro tipo de enfermedades o adicciones que pudieran alterar los resultados del estudio se realizaron análisis de sangre. La edad de los jóvenes oscilaba entre los 18 y los 23 años, y el consumo medio de alcohol era de 118 g, litro y medio de cerveza, por ejemplo.

Se midió la actividad de la enzima alcohol deshidrogenasa, responsable del metablismo del etanol a acetaldehído, acetoacetato y acetona. El daño oxidativo se evalúa por un ensayo bioquímico TBAR (especies que reaccionan al ácido barbitúrico), y refleja la lipoperoxidación que sufre la membrana por efecto tanto del etanol en la sangre como del acetaldehído producto de la acción de la enzima sobre el etanol. Por tanto, existen por lo menos dos vías por las que se forman radicales libres que pueden deteriorar la integridad de la membrana celular.

Aunque los investigadores esperaban encontrar daño oxidativo, el resultado les llamó la atención según comenta Adela Rendón. “Observamos que los que bebían tenían dos veces más daño oxidativo que el grupo que no consumía alcohol” y decidieron continuar con una prueba para evaluar si el ADN también se veía afectado: el ensayo cometa. Extrajeron el núcleo de las células linfociticas de la sangre y lo sometieron a electroforesis.

“Lo interesante es que si la cromatina no está bien compactada, si hay daño en el ADN, en la electroforesis deja un halo”, lo que denominan “cola de cometa”. Y, en efecto, la cromatina del grupo expuesto dejaba un pequeño halo, mayor que la del grupo de control. Para ser exactos, los resultados mostraron un daño en el 8 % de las células en el grupo de control y en el 44% en el grupo expuesto. Por tanto, el grupo expuesto tenía 5,3 veces más células dañadas.

La longitud de la cola de cometa

Para poder afirmar la existencia de un daño relevante en el ADN la longitud de la cola de cometa debe ser mayor que 20 nm, y no era el caso. “Afortunadamente”, comenta la investigadora, “pero es que no debería de haber daño alguno, porque llevan muy poco tiempo consumiendo alcohol, no han estado expuestos de forma crónica”.

La vía por la cual el alcohol llega a alterar el ADN no se conoce todavía. Ese será el siguiente paso: estudiar el re-empaquetamiento de la cromatina y el comportamiento de mecanismos tan complejos como las histonas en estos individuos.

“Cuando hablamos de alcoholismo juvenil nos referimos a jóvenes que beben alcohol sin llegar a ser adictos. La adicción implica una cuestión más compleja social y psicológicamente hablando. Este es un alcoholismo social” comenta la investigadora, “pero que a la larga causa daño, y hay que tener conciencia de eso”.

Hasta ahora nunca se había documentado daño sobre el empaquetamiento del material nuclear en estadios tempranos de alcoholismo, quizá porque la mayoría de los estudios se realizan en etapas tardías, con personas que llevan consumiendo alcohol de forma adictiva durante muchos años.

El consumo nocivo de bebidas alcohólicas es un problema de alcance mundial, y representa un importante problema de salud, social y económico. Según datos de la Organización Mundial de la Salud, el alcohol causa 2,5 millones de muertes al año en todo el mundo, de ellos 320.000 son jóvenes de entre 19 y 25 años, y causa daños que van más allá de la salud física y mental del bebedor.