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lunes, 29 de octubre de 2012

Casi 2.200 personas reciben tratamiento por adicción a los juegos de azar en Andalucía, un 84,4% en centros específicos

Un total de 2.189 personas reciben tratamiento por adicción a juegos de azar en Andalucía. De ellos, el 84,4 por ciento --un total de 1.848-- lo hacen en los nueve centros específicos de los que dispone la Consejería de Salud y Bienestar Social en la comunidad; uno en cada provincia y dos en Jaén. Además, según ha informado la Consejería en una nota este domingo, en la víspera de la conmemoración del Día Mundial Sin Juegos de Azar, en lo que va de año dichos centros han admitido a un total de 641 nuevos pacientes por problemas de juegos de azar, cifra menor a los 833 que fueron recibidos en todo el año 2011 y que representa el 3,67 por ciento del total de admisiones y readmisiones a tratamiento en toda la red. De ellas, 605 --94 por ciento-- son hombres y 36 --seis por ciento-- de mujeres. El 74,43 por ciento de estos pacientes refieren dependencia a las máquinas tragaperras; un 6,43 por ciento, al bingo, y un 4,17 por ciento, a la lotería. Además, el 38,08 por ciento consume alguna sustancia psicoactiva, el 36,44 por ciento, alcohol, y el 26,48 por ciento fuma. En cuanto al tipo de problemas ocasionados por el juego en los últimos seis meses destacan los relacionados con conflictos familiares --31 por ciento--, problemas económicos --28,6 por ciento--, y un 17,5 por ciento generan problemas psicosomáticos, como dolores de cabeza, malestar o nerviosismo, que, según apunta la Consejería, están "en consonancia" con el hecho de que fuera iniciado el tratamiento por indicación de los servicios de salud. Otras adicciones Además, estos centros de tratamiento ambulatorio han atendido en lo que va de año a un total de 205 personas por otras adicciones, como a las compras compulsivas, el sexo, los videojuegos e Internet, habiéndose atendido en el presente año a un total 205 personas por estas problemáticas, patologías que reciben asistencia en estas instalaciones desde el mes de julio de 2011. Asimismo, durante el año 2011, en colaboración con los 365 municipios --21 agrupaciones municipales y 211 ayuntamientos-- que participaron en el Programa de Prevención Comunitaria "Ciudades ante las Drogas", cuyo principal objetivo es "reducir o paliar el uso/abuso de sustancias y otras adicciones en población joven, así como en otros colectivos de riesgo", a través de la puesta en marcha de proyectos adaptados a la realidad local de los municipios andaluces, se pusieron en marcha actividades específicas destinadas a prevenir conductas adictivas relacionadas con el juego patológico y las tecnologías de la información y la comunicación. Día mundial sin juegos de azar Ante la celebración, este lunes, del Día Mundial Sin Juegos de Azar, la Consejería quiere recordar la "importancia" de una adicción en cuya intervención integral de prevención y tratamiento Andalucía es, según la Junta, "región pionera" desde que en el año 1997 la Ley 4/97 de Prevención y Asistencia en materia de Drogas, introdujera la adicción a los juegos de azar dentro de su marco normativo. Además, "el impulso a las actuaciones de prevención, atención e incorporación social de personas con problemas de juegos de azar", está reconocida como una de las líneas de intervención de la Junta de Andalucía, plasmada entre los objetivos y estrategias de II Plan Andaluz sobre Drogas y Adicciones.

jueves, 25 de octubre de 2012

lunes, 22 de octubre de 2012

LOS REYES DEL BOTELLÓN

Una actividad frenética invade plazas, zonas verdes y aparcamientos de toda España durante las madrugadas del fin de semana. Centenares de jóvenes se reúnen en torno a una multitud de bebidas y refrescos en una ceremonia de alcohol y desenfreno. En los "botellones" cada vez se bebe más y a edades más tempranas. Y los adolescentes desconocen sus efectos. Éstas son algunas de las conclusiones del estudio que científicos de tres universidades (la Universitat de València, la Jaume I de Castellón y la Miguel Hernández de Elche) han desarrollado desde hace cinco años y en el que establecen un perfil de los consumidores. El artículo, publicado por The Spanish Journal of Psychology, concluye que los adolescentes entre 14 y 18 años beben tanto como los universitarios a pesar de que la venta de bebidas alcohólicas a menores de edad está prohibida. Con la colaboración de centros educativos y universidades, los científicos han recogido datos de 6.009 jóvenes de 14 a 25 años en tres ciudades españolas (Valencia, Castellón y Alicante). "El 73% reconocía que hacía "botellón" pero para este trabajo seleccionamos únicamente aquellos con episodios de consumo intensivo, alrededor de un 30%, explica Begoña Espejo, investigadora principal de este estudio en la Universitat de València. El 40% quiere emborracharse ¿Pero qué se entiende por un consumo intensivo? "En los hombres, alrededor de 60 miligramos de alcohol (tres cubatas), 40 mg para las mujeres, en el plazo de dos horas. Lógicamente siempre que se realice con cierta regularidad: una o dos veces por semana, de forma constante durante meses", apunta Espejo. La investigación arroja que el 40% de los jóvenes encuestados busca conscientemente la borrachera. Es decir, quiere perder el control. Y en este grupo, quienes todavía acuden al instituto no son, precisamente, una excepción. "Hemos observado que los universitarios han tenido una progresión de menos a más. Cuando eran adolescentes bebían menor cantidad y en la universidad aumentan el consumo. Sin embargo, los adolescentes de hoy consumen al mismo nivel que los universitarios», subraya esta psicóloga valenciana. Tras alcanzar la mayoría de edad tampoco se moderan sus hábitos. Según Espejo, se observa en algunos casos una cierta caída en los niveles de alcohol que coincide con el primer año de universidad, justo cuando se establecen los nuevos vínculos de amistad entre compañeros. A partir del segundo curso, sin embargo, se recupera el consumo en el "botellón". Daños neuronales La precocidad de los jóvenes hace prever una mayor incidencia de los efectos negativos del alcohol sobre el organismo. Porque mientras los adolescentes que consumen "se iniciaron hacia los 13 o 14 años con bebidas de alta graduación y en grandes dosis, los universitarios comenzaron en su momento entre los 14 y los 15 años, con un consumo relativamente bajo y con fermentados como la cerveza". La experta advierte de que otros en otros estudios han detectado preocupantes consecuencias a medio y largo plazo: "Se ha observado que el alcohol en cantidades elevadas produce un deterioro neuronal en el desarrollo del cerebro, que es un proceso que continúa hasta los 21 años. Esto puede derivar en problemas de retención de memoria y de concentración, que dificultan el aprendizaje. Es decir, probablemente se vea alterado su rendimiento en el instituto, en el trabajo, y/o afecte a sus relaciones personales y economía". Los jóvenes, sin embargo, ignoran por completo estas secuelas. Ni siquiera los universitarios reparan en ello. Según el estudio, tan sólo perciben aquellas consecuencias que aparecen reiteradamente en los medios de comunicación, como el riesgo de accidentes; los problemas relativos a peleas y agresiones o las molestias para los vecinos Y, por supuesto, las cuestiones físicas, como mareos, dolor de cabeza, vómitos, resaca... Tolerancia al alcohol A pesar de que sí existe un consumo intensivo, el fenómeno del "botellón" no parece generar dependencia de forma directa. No obstante, según precisa la doctora Espejo, alrededor de un 10% de los encuestados presenta uno de los tres indicadores de la adicción (deben concurrir todos ellos para considerar a alguien lo es): "Este grupo necesita consumir cada vez más alcohol para sentir sus efectos, como la desinhibición, los mareos o la euforia. Espejo pone el acento en los pretextos que los jóvenes ofrecen para beber de forma intensiva: "La inmensa mayoría, cerca del 80%, lo hacen exclusivamente para divertirse. Beber es el objeto. En todas las franjas de edad se asocia a la diversión.". A años luz aparecen otras razones, como la economía (afirman que el "botellón" es más barato) o lo que se conoce como control del ocio (por ejemplo, escoger qué música suena o a qué volumen), motivos más habituales entre los de mayor edad. Los adolescentes, en cambio, alegan aspectos personales para justificar su consumo. "Dicen beber para desconectar, para evadirse, para relacionarse, para atreverse a hacer algo o simplemente porque lo hacen sus amigos", añade la experta. Cultura en las raíces A su juicio, la clave de este auge se halla en la cultura del alcohol, muy enraizada en España. "Socialmente beber no está mal visto. Es más, tanto el ocio como las celebraciones se vinculan a su consumo. En un bautizo, en una comunión, todo el mundo bebe delante de los niños. Desde el mismo punto de vista, el éxito de una fiesta universitaria depende de su barra libre", apunta. Esta investigadora y docente lamenta que muchos padres resten importancia a que sus hijos menores de edad beban en las calles: "A menudo quitan hierro al asunto alegando que ya lo hacían cuando eran jóvenes. Sin embargo, no sólo ignoran las consecuencias de ingerir grandes dosis de alcohol, sino que olvidan que, por ley, ni siquiera deberían tener acceso a estas bebidas". Los autores del estudio apuestan por una estrategia diferenciada con el fin de reducir el consumo entre adolescentes y universitarios. Para los primeros proponen campañas enfocadas en aspectos como la autoestima y el manejo de las relaciones interpersonales. A los segundos, en cambio, ofrecen alternativas de ocio. Aunque para Begoña Espejo ambos puntos no son suficientes por sí mismos: "Sólo se cambiará el patrón si toda la sociedad se implica de verdad en ello".

jueves, 18 de octubre de 2012

El 44% de los padres de adolescentes no sabe que su hijo consume alcohol

13,7 años: ésa es la media de edad a la que los jóvenes españoles se inician en el consumo de alcohol. Esta es una de las conclusiones arrojadas por el estudio sociológico "Juventud y Alcohol", realizado por la Fundación Pfizer y cuyos resultados se presentaron durante el IX Foro de Debate Social de esta Fundación. Entre las principales razones que empujan a la juventud a iniciarse en la ingesta de alcohol están el deseo de experimentar y la existencia dentro del grupo de amigos de consumidores de bebidas alcohólicas. Este estudio analizó no sólo los datos procedentes de los jóvenes sino que también recogió la percepción que tanto los padres como los profesores tienen de este tipo de actitudes, y los resultados son bastante significativos: "así, por ejemplo, la edad a la que los jóvenes reconocen que empiezan a beber supone más de un año antes de lo que los padres creen, y el 44% de los padres de adolescentes no sabe que su hijo consume alcohol, lo que revela un importante desconocimiento paterno sobre los hábitos de sus hijos", señaló el doctor Juan Álvarez, patrono de la Fundación Pfizer. En opinión de Javier Quiroga, jefe de la Unidad de Comunicaciones del SAMUR, "la experiencia diaria nos demuestra que nuestra sociedad es bastante permisiva respecto al tema del alcohol y también es posible que los jóvenes no sean del todo conscientes del elevado contenido alcohólico que tienen muchas de las bebidas que consumen". Pedro Núñez Morgades, patrono de la Fundación, coincidió también en destacar esta permisividad y señaló que la encuesta dejó también en evidencia determinados tics o axiomas muy frecuentes entre la juventud: "creen que el hecho de beber sólo los fines de semana hace que el alcohol no resulte nocivo para ellos; contemplan los efectos negativos del consumo alcohólico a muy largo plazo y creen que se trata de una sustancia que no "engancha" y que pueden dejar de beber cuando quieran". Por su parte, el doctor Miguel Casas, jefe del Servicio de Psiquiatría del Hospital Vall d"Hebrón, señaló que "es necesario delimitar la diferencia existente entre el consumo de alcohol y drogas y el desarrollo de un proceso adictivo a estas sustancias. Hay que empezar a defender la idea de que las adicciones no son un vicio, sino una enfermedad biológica que se padece. Existen factores personales e individuales que hacen que una persona sea más vulnerable a nivel del sistema nervioso central a desarrollar una adicción al alcohol o a otra sustancia. Hay evidencias de que el 15% de las personas que presentan problemas de este tipo tienen una predisposición psicológica, y esto vendría a responder a la pregunta que continuamente se están formulando los profesionales que trabajan en el campo de las drogodependencias: ¿por qué solamente algunas personas que prueban las drogas se convierten en adictas? Se trata de un enfoque muy importante, ya que el adecuado reconocimiento de estas personas podría arrojar datos sobre esta disposición previa y también abrir una nueva vía en el abordaje de distintos trastornos de conducta en niños y jóvenes". Otro dato significativo arrojado por la encuesta es que más de la mitad de los progenitores que tienen hijos consumidores de alcohol les permiten beber, un 25% de los menores confiesa que se inician en el alcohol en su propia casa y más de la mitad de los jóvenes reconoce un escaso o nulo contacto con sus padres para hablar de este tema. En cuanto a la edad de iniciación, el doctor Enrique Baca, catedrático de Psiquiatría y patrono de la Fundación comentó que "si bien la media de 13,7 años coincide con los resultados de estudios previos, lo que resulta significativo es que del análisis del rango de edad se desprende que un 8,1% empieza a beber antes de los 10 años y un 20,5% entre los 10 y los 12".

martes, 16 de octubre de 2012

SIETE DE CADA DIEZ ADOLESCENTES SE CONECTAN AL MENOS DOS HORAS DIARIAS EN INTERNET

El uso de internet entre niños y adolescentes comienza entre los seis y los nueve años, y los varones son más precoces en esta actividad que las niñas. Así se desprende del estudio sobre el uso de las redes sociales realizado durante los últimos tres años por un grupo de profesores de la Facultad de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Rey Juan Carlos (URJC), dirigidos por Antonio García Jiménez, decano del mencionado centro. La frecuencia de uso es también un dato destacable del estudio, ya que el 70% de los adolescentes afirma que se conecta todos o casi todos los días, aunque de lunes a jueves la mayoría lo hacen durante algo menos de dos horas, alcanzando los fines de semana casi las tres horas por día. Escuchar música y conversar con amigos a los que suelen ver son los principales fines que persiguen los menores a la hora de conectarse a internet. También es llamativo que relegan a un segundo término la búsqueda de información para los deberes escolares; hecho que resulta muy relevante ya que, en la mayoría de los hogares, los padres compran el ordenador personal para sus hijos con este cometido. Dicho estudio, enmarcado en un proyecto nacional I+D, se ha basado, fundamentalmente, en una encuesta realizada en centros educativos públicos y privados españoles de la Península a más de 5.000 estudiantes de ambos sexos, entre 12 y 17 años, y matriculados en los diferentes niveles de la ESO, de los cuales se seleccionó a un total de 2.077 para el análisis final. El éxito de las redes sociales El informe destaca que un 90% de los encuestados tiene al menos un perfil en alguna red social, y cuatro de cada diez adolescentes reconocen que les costaría mucho o les molestaría dejar de conectarse a su red social todos los días; una afición que se agudiza sensiblemente más entre las menores que entre los chicos. Este apego a las redes sociales es mayor a medida que los encuestados tienen más edad (15 a 17 años), quienes también muestran una adhesión superior a los pequeños en la exploración de Youtube, en consultar contenidos sobre sexo, comprar on line o en informarse en páginas de belleza, moda y similares. Sin embargo, entre los menores de 12 a 14 años hay una cierta inclinación a la consulta diaria del Messenger y tienden más a la práctica de juegos por internet. El problema más grave en la adhesión a las redes se da entre los adolescentes que se conectan a internet más de cinco horas (algo menos de un 20% del total), ya que afirman que «se sentirían muy mal» si pasan varios días sin navegar. Control de los padres El estudio realizado analiza, asimismo, el control impuesto a los adolescentes. En este caso, es mayor para las chicas que para los chicos. En el hogar, la vigilancia es ejercida principalmente por las madres; son ellas las que indagan más sobre el uso que hacen sus hijos de internet y un 16% están agregadas al perfil social de sus hijos, en contraste con el 12,7% que se registra entre los padres. No obstante, esta vigilancia se refiere fundamentalmente a la frecuencia de uso: la mayoría se limita a mirar y preguntar a sus hijos qué están haciendo cuando navegan o a limitar el tiempo de uso, y sólo una minoría utilizan filtros de acceso. Tres de cada diez adolescentes declara que sus padres alguna vez les han comentado sobre los riesgos de internet o que frecuentemente les avisan de estos peligros.

lunes, 15 de octubre de 2012

COMENZAMOS NUEVO PROGRAMA CIUDADES ANTE LAS DROGAS

Buenas a tod@s, desde el programa Ciudades ante las drogas, volvemos de nuevo con la continuación de este. Esta convocatoria presenta novedades y nuevas actividades encaminadas a la prevención de drogas y alcohol en adolescentes y jóvenes. Muchas de las nuevas actividades se realizarán en el nuevo centro de Ocio Joven de Arjona. Os iré informando. Gracias