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viernes, 29 de enero de 2010

JOVENES OCIO Y RIESGOS


NOTA DE PRENSA

Según la investigación “Ocio y riesgos de los jóvenes madrileños” realizada por la FAD, Obra Social Caja Madrid y el Instituto de Adicciones del Ayuntamiento de Madrid
Al 81% de los jóvenes madrileños les compensa salir de marcha toda la noche
• “Ocio (y riesgos) de los jóvenes madrileños” presenta una visión completa de los comportamientos de riesgo y el tiempo de ocio de los jóvenes madrileños (15-24 años).
• Un 76% de los jóvenes madrileños defiende la noche como aventura y señala que lo que le gusta es precisamente no saber qué va a pasar.
• El 25,9 de los jóvenes madrileños tuvo relaciones sexuales en el último año (con pareja no habitual) sin preservativo; el 69,1% se emborrachó y el 45,4% viajó con un conductor bebido o drogado. (Madrid, 27 de enero de 2010).

- Más del 80% de los jóvenes madrileños de 15 a 24 años centran su forma de ocio en la marcha nocturna y afirman que les compensa salir toda la noche, a pesar de los riesgos (embriaguez, peleas, relaciones sexuales sin protección, etc.) que puede implicar. Ésta es una de las principales conclusiones del estudio “Ocio y riesgos de los jóvenes madrileños” realizado por la FAD, Obra Social Caja Madrid y el
Instituto de Adicciones del Ayuntamiento de Madrid que esta mañana se ha presentado
en Madrid.
El objetivo de la investigación –realizada través de 1.200 entrevistas domiciliarias y 11 grupos de discusión- es analizar las formas de ocio y los riesgos que viven en esos espacios/tiempos de ocio los jóvenes madrileños de 15 a 24 años. El estudio también analiza las actitudes de los padres/madres ante los comportamientos de sus hijos.
Según los datos del estudio, un 76% de los jóvenes madrileños defiende la noche como
aventura y señala que lo que le gusta es precisamente no saber qué va a pasar. Algunos menos (69,5%) desplazan la vivencia del riesgo, entendiendo que en cualquier caso el grupo les va a proteger, o se plantean posturas de clara defensa del descontrol (un 64% asegura que desfasar es divertido, otro 56% cree que la prudencia arruina la diversión o que finalmente no va a pasar nada). Algunos menos (34%) defienden una postura tan radical como la de que “el preservativo me corta el rollo”, mientras que casi los mismos (un 33%) son los que están en ciertos niveles de acuerdo con que para no meterse en líos es preferible no salir de casa.


SALIR DE MARCHA, ACTIVIDAD VERTEBRADORA DEL OCIO JUVENIL
En el estudio queda fuera de toda duda la trascendencia del tiempo de ocio para los
jóvenes, como espacio para la experimentación, como fractura en la rutina cotidiana,
como instrumento esencial en la búsqueda de una identidad personal y grupal, incluso
como oportunidad de ejercicio de los tópicos que la sociedad adulta espera del joven.
Su tiempo de ocio lo identifican exclusivamente con “salir de marcha”. El resto de
actividades es tiempo libre. Los jóvenes se comportan así porque se supone que las
cosas son así, así se espera que sean, y las actitudes y comportamientos individuales
aspiran a ser sintónicos con el clima general. El ocio se mueve en contextos de riesgo, muchos de sus componentes son arriesgados por sí mismos, pero los jóvenes asumen que hay que convivir con ellos.
Para los jóvenes es irrenunciable la fiesta, ejemplificada sobre todo y ante todo en las noches del fin de semana. Así, el ocio-fiesta se convierte en la actividad principal; se argumentan muchos motivos por los cuales es muy difícil o imposible para el joven enfrentar actividades alternativas, pero la realidad última es que sólo en este tipo de conducta se da la base para las relaciones sociales y para la experimentación de emociones (sea por consumos, sea por comportamientos) que el joven demanda como principal activo. La relación con el grupo es uno de los elementos que más motiva a los jóvenes y que les aporta mayor emoción; la posibilidad de salir y relacionarse, la experimentación de las búsquedas y los encuentros sexuales, compartir historias, anécdotas y aventuras, hablar e interactuar con los amigos, ampliar la base de conocidos para extender lo más posible el círculo relacional, son el sustento, el objetivo y la
estrategia de cualquier actividad de ocio joven en el fin de semana. Y el amparo de la noche es fundamental, porque es el territorio por excelencia de lo desconocido.

FRECUENCIA DE COMPORTAMIENTOS DE RIESGO
Es importante señalar como algo muy significativo el bajo rango de gravedad (gruposamplios le quitan importancia) que se otorga a la embriaguez o al hecho de tener relaciones sexuales estando bebido, circunstancias claramente relacionadas Y que resultan ampliamente normalizadas: El 25,9 de los jóvenes madrileños ha tenido relaciones sexuales en el último año (con pareja no habitual) sin preservativo; el 69,1% se ha emborrachado y el 45,4% ha viajado con un conductor bebido o drogado.

Un 10% cree en términos absolutos que hay que probar las drogas, el 15% apuesta por
que consumir drogas es cosa de jóvenes, más o menos el mismo porcentaje encuentra
emocionante la velocidad, y entre el 18 y 25% entiende que el riesgo de las relaciones sexuales es sólo para las chicas, que se exagera mucho y que en algunos casos no se necesita en absoluto ningún tipo de protección.

Casi siete de cada diez dicen haberse emborrachado en el último año (el 32% entre
cuatro y veinte veces y un 18,8% casi todos los fines de semana).
Más del 45% viajó con alguien que había bebido o tomado drogas (13,4% con frecuencia media y casi el 2,5% de forma habitual). Un 31,4% se vio envuelto en peleas (7,4% con cierta frecuencia y 1,5% habitualmente). Más del 25% tuvo relaciones sexuales sin preservativo (7,2% hasta veinte veces y 2,0% todos los fines de semana). Un 13% condujo bebido (3,9% con frecuencia intermedia y 1,7% con gran frecuencia). Un 11,3% provocó peleas (1,5% con cierta frecuencia y 1,9% habitualmente). Y un 6,8% de jóvenes condujo habiendo consumido drogas (1,8% con frecuencia media y 2,2% casi todos los fines de semana).
En concreto, en su relación con las drogas, casi el 15% bebió hasta veinte veces en el último año, un 47,8% lo hizo todos los fines de semana y casi el 5% bebió a diario. El consumo de cánnabis para las diversas frecuencias fue de 5,8% hasta veinte veces, del 7,4% en los fines de semana y del 8,8% para el consumo diario. Un 1,3% consumió éxtasis, anfetaminas o alucinógenos hasta veinte veces al año, igual proporción que la que consumió cocaína; también para la frecuencia semanal se da una similitud en los consumos de estos productos (0,8% para la pastillas y 0,6% para la cocaína); y la coincidencia vuelve a ser absoluta en el consumo diario (1,0% para los dos tipos de sustancias). Los consumos de heroína son residuales, acumulándose en el tramo del consumo diario (1,3%), lo que indicaría la rareza del consumo experimental o el hecho de que el consumo es casi todo él de carácter adictivo.